lunes, 2 de noviembre de 2015

El acto de morir.

Cada respiración es un grito de auxilio,
aferrarse a la vida con dos manos
y dos pulmones de 81 años.

Cubrirse las pupilas con un velo de suero y recuerdos.

Arrancarse la piel con la uñas sucias de sangre y tristeza.

Desesperar ante la pérdida del Ángel de la Guarda
(amarillo, de ojos azules y pelo blanco).

Moverse, mover músculos, involuntariamente.

Atragantarse con la muerte
y que salga la agonía.
Ver la vida en tres días.
cómo se vacía.

Recordarse y revivir,
en el sueño, en la mente.
Pintarse de rojo las heridas,
y la piel de alrededor.

Tiritar de miedo.
Gritarle, Golpearle, Huirle.

Esconderse tras dos brazos,
que son huesos
y son brazos,
y es pellejo.

Mover los ojos tras los párpados,
y que la angustia decida hacia dónde.

Ser consciente
de la vida
mientras se muere...

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