A mi madre.
Si cierras los ojos.
Y la luna aun huele a humo y deseo.
En una vorágine de sensaciones
saltar al vacío en un profundo desconsuelo.
Puedes dejar la noche encendida,
para que no tema fundirme con el cielo.
Para no tener miedo a tu ausencia,
a que seas solo recuerdo.
Deja que los minutos decidan
cuando morir en el olvido.
Puedes dejar la noche encendida.
Aunque apagues tu luz,
Y el desierto se aparezca sin oasis.
Ojos que no ven, y ojos que quieren ver.
Esperame al menos,
a que vuelva a rendirme a tu consciencia
y a tu lucidez.
Puedes dejar la noche encendida
Y que el resto de mi vida pueda observarte.
Puedes dejar la noche encendida
Y que la noche se vuelva visible
A ojos de los que estan sin estar.
Y de los que sin estar, están.
Cerca.
Dentro.
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