Cada respiración es un grito de auxilio,
aferrarse a la vida con dos manos
y dos pulmones de 81 años.
Cubrirse las pupilas con un velo de suero y recuerdos.
Arrancarse la piel con la uñas sucias de sangre y tristeza.
Desesperar ante la pérdida del Ángel de la Guarda
(amarillo, de ojos azules y pelo blanco).
Moverse, mover músculos, involuntariamente.
Atragantarse con la muerte
y que salga la agonía.
Ver la vida en tres días.
cómo se vacía.
Recordarse y revivir,
en el sueño, en la mente.
Pintarse de rojo las heridas,
y la piel de alrededor.
Tiritar de miedo.
Gritarle, Golpearle, Huirle.
Esconderse tras dos brazos,
que son huesos
y son brazos,
y es pellejo.
Mover los ojos tras los párpados,
y que la angustia decida hacia dónde.
Ser consciente
de la vida
mientras se muere...
lunes, 2 de noviembre de 2015
Duermo poco pero sueño mucho.
"Duermo poco pero sueño mucho"
Sueño que despiertas sonriente
y sin dolores que atraviesen tu arrugado cuerpo.
Sueño que amanece,
y tus ojos vuelven a brillar vida
y tu boca,
vuelve a decir mi nombre.
Sueño, que ya no gritas,
o que si lo haces es de pura alegría.
Sueño, que me duermo a tu lado,
libre de pesadillas,
y de miedos;
y que tus manos, otra vez fuertes,
protegen mi cuerpo,
y mi mente.
Ya no lloras en silencio.
Ya no agonizas por pavor.
Ya no esperas en las sombras a que suene el despertador.
Ya no sueñas,
Ya no vives
Ya no...
Sueño que despiertas sonriente
y sin dolores que atraviesen tu arrugado cuerpo.
Sueño que amanece,
y tus ojos vuelven a brillar vida
y tu boca,
vuelve a decir mi nombre.
Sueño, que ya no gritas,
o que si lo haces es de pura alegría.
Sueño, que me duermo a tu lado,
libre de pesadillas,
y de miedos;
y que tus manos, otra vez fuertes,
protegen mi cuerpo,
y mi mente.
Ya no lloras en silencio.
Ya no agonizas por pavor.
Ya no esperas en las sombras a que suene el despertador.
Ya no sueñas,
Ya no vives
Ya no...
«Puedes dejar la noche encendida»
A mi madre.
Si cierras los ojos.
Y la luna aun huele a humo y deseo.
En una vorágine de sensaciones
saltar al vacío en un profundo desconsuelo.
Puedes dejar la noche encendida,
para que no tema fundirme con el cielo.
Para no tener miedo a tu ausencia,
a que seas solo recuerdo.
Deja que los minutos decidan
cuando morir en el olvido.
Puedes dejar la noche encendida.
Aunque apagues tu luz,
Y el desierto se aparezca sin oasis.
Ojos que no ven, y ojos que quieren ver.
Esperame al menos,
a que vuelva a rendirme a tu consciencia
y a tu lucidez.
Puedes dejar la noche encendida
Y que el resto de mi vida pueda observarte.
Puedes dejar la noche encendida
Y que la noche se vuelva visible
A ojos de los que estan sin estar.
Y de los que sin estar, están.
Cerca.
Dentro.
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