domingo, 27 de septiembre de 2015

"Se lo que se siente al estar bailando a ciegas"



Cuando anochece y extraño;
y mis manos, y mi cuerpo, buscan en alcohol
acallar los demonios.
Cuando anochece y tu cuerpo busca al mio en otros cuerpos,
y mi mente se silencia,
y me acepto.

Viene la locura, sentir, amar, un estallido.
Emociones, llanto, y , en el camino,
cruzarme con el mundo, y dejar que el mundo juegue conmigo.
Sé lo que se siente al estar bailando a ciegas:
evasión de la realidad, viaje astral por el Universo,
y aunque me haga eterna en un momento,
vuelvo a la locura enferma
de vivir en este mundo; y luego,
consciente de cada uno de mis movimientos,
vuelvo a bailar, y grito, y salto, y lloro, y canto

por la vida

por la muerte

y por el cambio.

Para los que estén cerca de la muerte.


Atención a los sentidos.
Atención a los estímulos
en forma de viento, lluvia y sol.
Atención cuando una voz susurra otra voz.
Atención a las manos, entrelazadas.
Atención al miedo.
Atención a la opresión, a la huida.
Atención a no vivir...

Atentos, atentas,
mientas los sentidos sientan.
Mientras la mirada no se apague,
y los oídos no ensordezcan.
Mientras los pies caminan a cualquier meta, 
mientras las manos se entrelazan con las manos ajenas.
Mientras vives por ti misma,
mientras limpias tu propia mierda.
Mientras disfrutas tu tiempo, con plena consciencia.

Atención a la vida,
mientras pasa, 
y se queda..

Con el tiempo...


Tristemente, no estoy en tus notas,
en ese antiguo acordeón que me recuerda el instinto
Volveremos a cruzarnos y quedarnos como estatuas.
Tu mirada seguirá mis pasos, y mis oídos tus notas.
Podemos volver a empezar, sin que sepas de mí, sin que sepa e ti.
Guerreros, armados con versos en todos los idiomas.
Viviremos el vértigo y viviremos la levedad del ser, pero no será insoportable porque cobraremos más importancia. Nos sorprenderemos cada día.
Fluiremos según el tiempo.

Voy a poder con todo.
Empiezo a ver quién puedo y quiero ser.
Sólo no debo decaer, ni aburrirme en este mundo.
Mantener mis fuerzas.
Me apetece verte, Mundo.
Me apetece sentirte, beberte, bailarte.

Tu piel roja, tostada por el sol,
tus piernas visibles con tus escasas tela,
tus manos acariciando esas teclas que reducen mi mente y cuerpo
a una esencia etérea y volátil que vuela en tus compases.
Tus rizos salados por el mar,
y esos caracoles encima de tus labios, tentándome.
Tus pies descalzos, dándome los buenos días,
y tu voz confusa con tanto idioma me sonríe a pesar de los errores.

Y me preguntas. Y no se responderte mas que mueves en mí sentimientos que había creído extintos.
Y que me gritas sin gritarme con tus ojos acolchados, y porque me siento pequeña, se que esto no es sano.
No el deseo, no la admiración, no el apreciar cada gesto,
sino el comenzar pensando que no puedo, que eres inalcanzable,
y que soy más pequeña, frágil e inútil. Mentira.
Porque podía protegerte si se derrumba el cielo, quererte, en lo malo y en lo bueno. Darte espacio, pedirte espacio. Sentirte cerca y aceptarlo. Con el tiempo

Madrid



Que alguien toque la guitarra
en un afán de verse y que le vean.
Que alguien toque la guitarra,
y que no sepa, que alguien escribe versos a sus notas;
¿Qué dices, Madrid? ¿Echamos otro pulso a la melancolía?
No me importa que el vacío me detenga.
Y aquí sentada, anhelando cualquier melodía que me transporte
hago oídos sordos al ruido que me hace inmune a ti, Madrid.

Luz de Madrid noche,
que revelas la naturaleza de los cuerpos embriagados, 
que sopesas con distancia la lactancia de niños olvidados, 
en tu mundo, no existen chinos, negros o mulatos.
A tu luz, todos los gatos son pardos.