Una puede ponerse diferentes trajes
y sobrevivir.
Vestirse un día
con la vergüenza de una mancha en la camisa,
con el miedo hasta en los pasos,
con la seguridad de la muerte
y la levedad de los días.
Era de las que leían manga
y les fascinaba Japón,
Cubría de negro las ausencias
y me sumergía entre las páginas.
Salía el sol en la mañana
y mi mundo comenzaba
en cuadernos llenos de tachones
de números a los que no me atrevería a llamar,
y de cafés solitarios mirando al vacío.
Cuando no ocurre ni lo uno ni lo otro,
no es blanco o negro,
ni siquiera se logra advertir.
A veces se acierta, otras tantas se falla,
y en eso consiste vivir.
La ruleta se atasca
y el As de corazones se ríe de ti.
No soy muy de frases hechas
aunque dicen por ahí,
que "afortunado en juego desgraciado en amores",
y aunque no soy buena lanzando mis dados,
la ruleta gira hacia la perdición
y es que Jorge Manrique ya lo advertía:
"Cualquier tiempo pasado, fue mejor".
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