Vuelve
a abrirse el tajo,
la
hendidura por la que pasaron más de 100 amantes,
se
hace visible,
y no quema.
y no quema.
Vuelven
las oscuras golondrinas
a llamar a mi puerta;
a llamar a mi puerta;
aunque
el invierno esté cerca,
se
atrevieron a esperarme
y a
veces, vuelo con ellas.
La
vida siempre me gritó:
¡Enamórate de tu existencia!
¡Enamórate de tu existencia!
Y
ahora que el eco llega a mi cabeza
vuelvo
a oir los susurros de la Tierra,
y
con violencia me recuerdan para qué estoy aquí.
En
este mundo, en esta ciudad, en este suelo,
y si
ahora la Vida me pregunta,
le
responderé bien fuerte: SÍ, QUIERO.